Todos los meses son Noviembre, Sara. Y yo te quiero todos los días. Este es nuestro mes. No se tiene que acabar nunca. Ya renuncié a todos mis esfuerzos por controlar la vida, la tuya o la mía. Vivo para una sola cosa. Para quererte. Para hacerte feliz. Para vivir firme y dichosamente el momento.
- Si te vas ahora, lo que tuvimos será perfecto para siempre.
- Sara, la vida no es perfecta.
- Lo único que tenemos es cómo vas a recordarme. Y necesito que ese recuerdo sea fuerte y hermoso. ¿No te das cuenta? Si sé que me vas a recordar así, puedo enfrentar lo que sea. Tú eres mi inmortalidad.
- Estaré bien, me iré a casa, necesito hacerlo. Tu seguirás aquí y tendrás una vida preciosa, la que te mereces.
- Quiero tenerte a ti.
- Ya me tienes para siempre, ahora deja que me vaya.
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