Si te escribiera una carta tal vez sonaría como una disculpa. Se que todo el mundo merece a una mamá que desee a un bebé como tú, que también sea una buena esposa, un miembro honorable de la sociedad... y yo no puedo decir que sea nada de eso. Y no estoy segura de que el mundo sea un buen lugar para traerte a él. Mucha de la gente que conozco no vale la pena, muchas de las cosas que pasan no vale la pena vivirlas.
No lo tomes a mal bebé si no me ves contenta como las otras mamás que dan brincos y explotan de alegría.
Francamente no se qué tengo para ofrecerte bebé.
¿Qué tal si dejo a Earl y no gano el concurso la próxima semana y no tengo dinero? ¿Qué diablos voy a hacer contigo?
Toda mi vida bebé, lo único que he querido hacer es escapar ¿qué clase de madre es esa?
Quisiera poder sentir otras cosas bebé. Como emoción por tenerte conmigo ahora o fe de que seré una buena mamá. Aunque mi vida no sea buena y el mundo como yo lo veo no es tan bonito como te hacen creer en este libro.
En fin, esta carta que escribo para ti suena más a una carta para mi, ¿cierto?
Con amor, mamá.
Querido bebé:
Quisiera poder enseñarle a un bebé como tú la diferencia entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, pero parece que no soy apta para enseñarle nada a nadie.
Querido bebé:
Al principio sólo era algo sexual.
Querido bebé:
Espero que algún día alguien quiera abrazarte veinte minutos seguidos sin hacer nada más, sin alejarse, sin verte a la cara, sin tratar de besarte. Que no haga más que envolverte en sus brazos y abrazarte sin un gramo de egoísmo.
Querido bebé:
En algún lugar del espacio entre la preparación de la tarta y Earl comiéndola después, esa noche empezó la conversación más íntima de mi vida. Era acerca de mi madre, de lo mucho que me quiso, de lo triste que estaría de ver que mi vida es así. De Earl y de cómo cambió después de casarnos y se volvió alguien a quien temo. De la soledad de ser una mujer tan pobre y tan asustada.
Y después me hice adicta, bebé. Me hice adicta a decir cosas que le importaran a alguien.
Querido maldito bebé:
Por si quieres saber la historia de cómo compramos tu maldita cuna te contaré: tu cuna se compró con el dinero con el que supuestamente me compraría una nueva vida. Cada vez que te acueste en esa maldita cuna voy a pensar: "maldito bebé, maldita cuna y yo estoy clavada en esta maldita vida".
...
Me encanta el guion en general y esta parte donde aborda la experiencia de la maternidad en una situación castrante desde un punto de vista más realista y menos idealizado
ResponderEliminarHola Anónimo, gracias por comentar! A mi personalmente me encanta ésta película justamente por el guión y por pequeños detalles que tiene como el que vos decís, que no es un embarazo "perfecto" y por la historia con el viejo Joe, que también me parece muy tierna ^^
ResponderEliminarAmo esa película y por la misma razón que ustedes, tocar el tema del embarazo desde un punto de vista más real, sin idealismos
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