Noah: ¿Te quedarías conmigo?
Allie: ¿Quedarme contigo? ¿Para qué? Míranos, ya estamos peleando.
Noah: Pues eso es lo que hacemos. Peleamos. Tu me dices cuando soy un arrogante y yo te digo cuando eres una pesada insoportable. Lo cual eres el 99% del tiempo. No me importa insultarte. Me lo devuelves al instante, y regresas a hacer la misma tontería.
Allie: Entonces ¿qué?
Noah: Entonces no será fácil, será difícil. Y tendremos que echarle ganas cada día, pero quiero hacerlo porque te quiero. Quiero todo de ti para siempre. Tu y yo cada día. ¿Harías algo por mi? Por favor. Imagina tu vida. A 30 años, 40 años de hoy, ¿cómo se ve?, si es ese tipo, pues vete. Vete. Te perdí una vez, creo que lo podría hacer de nuevo si supiera que es lo que realmente quieres. Pero no tomes el camino más fácil.
Allie: ¿Cuál? No hay camino fácil. No importa lo que haga, alguien sale lastimado.
Noah: Deja de pensar en lo que quiere todo el mundo. Deja de pensar en lo que quiero yo, en lo que quiere el, o en lo que quieren tus padres. ¿Qué quieres tu?
Los romances de verano se acaban por varias razones. Pero al fin de cuenta, tienen algo en común: son estrellas fugaces, un instante grandioso de la luz de los cielos, una visión momentanea de la eternidad y en un gris: se fueron.
"Mi querida Allie, no pude dormir anoche porque se que ahora si se acabó entre nosotros.
Ya no me siento amargado, porque se que lo que tuvimos era puro.
Y si en el futuro lejano nos vemos en nuestras vidas nuevas, te sonreiré con alegría y recordaré el verano que pasamos debajo de los árboles aprendiendo uno del otro y con el amor creciendo.
El mejor tipo de amor es el que despierta el alma y nos hace procurarlo más, nos enciende un fuego en el corazón y tranquiliza nuestra mente.
Eso es lo que me has dado. Eso es lo que yo esperaba darte para siempre.
Te amo.
Te estaré viendo, Noah."
No hay comentarios:
Publicar un comentario